Villas y Pandemia

Revista Polimatías
4 min readMay 24, 2021

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Por: Fabian Toscas

Desde el comienzo en que el coronavirus llego a nuestro país; quienes vivimos en las villas de la Ciudad de Buenos Aires nos pusimos rápidamente en estado de alerta. Resulta paradójico, que la ciudad más rica del país, en la cual vivimos, no tiene manera de mejorar las condiciones de vida de miles de ciudadanos y ciudadanas que habitamos en las villas. ¡Nuestras condiciones de vida son extremadamente precarias!

Ante la medida tomada por nuestro gobierno, de establecer restricciones de circulación, cierres de comercios no esenciales, entre otras. Que debemos destacar fue una medida acertada, ya que salvo muchísimas vidas. Muchos y muchas, vecinos y vecinas comenzamos a trabajar, crear y sostener, en donde ya los había, comedores y merenderos. La actual situación de epidemia, sumada a la pandemia que significaron 4 años de neoliberalismo, el número de vecinos y vecinas que se acerco fue muy grande. Vecinos y vecinas, que antes prescindían de la ayuda a comedores, acudieron en forma masiva.

Allí estuvimos los y las villerxs poniendo el cuerpo y alma, como siempre para que a nadie le falta su plato de comida. Esta situación de alta exposición también provocó que quienes trabajan, colaboran y están al frente de los comedores se contagien de COVID.

La asistencia y apoyo a nuestros comedores fue únicamente acompañada por las políticas públicas del gobierno nacional (IFE, ATP, aumentos en las asignaciones) pero NINGUNA AYUDA o ACCIÓN fue llevada adelante por el Gobierno de la Ciudad; que como dijimos es la más rica de nuestro país. De hecho no hubo un aumento de partidas para contener la grave situación que describimos. Por decisión del Gobierno Nacional y por la presión de nuestros vecinos y vecinas se montaron los DETECTAR primero en la Provincia de Buenos Aires y luego en las principales Villas de nuestra Ciudad. Las Villas, por sus características (falta de acceso a redes cloacales; agua, niveles de hacinamiento, etc.) son lugares de alto grado de contagio. Para mediados de Julio y Agosto había Villas de la Ciudad que tenían más contagiados con COVID que provincias enteras de nuestro país. Tristemente muchos y muchas personas perdieron la vida en nuestros barrios.

En el mes de agosto del 2020 el Gobierno de la Ciudad comenzó a entregar unas cajas con alimentos (donados por empresas privadas) y pocos elementos de higiene; elementos que subieron mucho su precio en pandemia y que son sumamente necesarios para tomar medidas de prevención. Pero esta medida solo se sostuvo por 3 meses y de manera discrecional y a lo largo de esos 3 meses, fue menguando la cantidad de productos que se entregaban.

Cuando llegaron las vacunas a nuestro país, llegó también la esperanza. Entendimos que los primeros que se debían inmunizarse eran el personal de salud, los y las jubilados, jubiladas, los y las docentes, el personal de seguridad, los y las empleados y empleadas de los comedores y merenderos. Es decir quienes tienen roles esenciales. Consideramos que también somos esenciales; somos porque estuvimos desde el primer momento de la pandemia en la primera línea de batalla contra el virus y sus consecuencias.

El día jueves 22 de abril nos percatamos que los 3 vacunatorios montados por el PAMI para vacunar a los y las jubiladxs NO están siendo utilizados por el Gobierno de la Ciudad. Quizás esta acción sea una más de las tantas a las que nos tiene acostumbrado el gobierno de Larreta -porque a nosotrxs también nos viene invisibilizando-; y hayan tomado la decisión de invisibilizar el enorme trabajo y esfuerzo realizado por el organismo nacional para de esta manera evitar que “se lleven algún tipo de rédito político con la campaña de vacunación”. Porque así piensa quien gobierna actualmente la Ciudad. No piensa en la vida, ni en los cuidados, ni concibe recibir ayuda del Gobierno Nacional. Solo piensa en su acumulación política de cara a su carrera presidencial.

La foto de las vacunas en las heladeras sin utilizar indigna. Indigna a los y las que vivimos de manera indigna en la Ciudad con más recursos del país. Esas vacunas que son sinónimo de esperanza hoy son rehenes del odio y la mezquindad del Jefe de Gobierno. Pero como no nos guía el odio o el rencor tenemos una propuesta superadora: que se utilicen esas vacunas para los y las personas que continúan poniéndole el cuerpo a los comedores y merenderos de la Ciudad de Buenos Aires. Como ya lo dijimos –y con total humildad- también somos esenciales, somos los y las que con mucho esfuerzo, entrega y sacrificio garantizamos -de alguna u otra manera- que miles de porteños y porteñas villeros, villeras; o mismo personas que están atravesando una difícil situación económica (como está ocurriendo ante esta pandemia en todo el mundo) tengan un plato de comida en su mesa.

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