Revista Polimatías
3 min readJul 10, 2021

LOS ¿DEFENSORES? DE LA DEMOCRACIA

Por: Franco Herrera*

Antes de ayer, 8 de Julio, en vísperas de otro aniversario de nuestra independencia, se acopló a nuestra historia una grave denuncia que podría llegar a ser una mancha imborrable en estas décadas de democracia que tan fervientemente defendemos todos.

Rogelio Mayta, ministro de relaciones externas del país vecino y multicultural de Bolivia, reveló un documento militar, enviado a la embajada argentina y fechada el 13 de noviembre de 2019, que demuestra efectivamente un apoyo del gobierno argentino, presidido por Mauricio Macri, al golpe de Estado que sufrió el gobierno del por entonces presidente Evo Morales hace casi dos años. Este informe presentado detalla armamento y municiones para apoyar, de forma clandestina, la represión que las protestas sociales recibieron durante el gobierno de facto de Jeanine Añez.

La denuncia es grave porque es una intervención directa de un Estado extranjero a la soberanía de una nación, algo repudiable en todo aspecto y de nula justificación por donde se lo mire. En una región devastada por la desestabilización democrática de sus gobiernos legítimos, por culpa de intervención extranjera, es prácticamente un escupitajo a nuestra fe en la elección popular el acto tan cobarde que están denunciando que nuestro Estado ha cometido. Es derruir todo el trayecto que nuestra patria trazo en busca del Nunca Mas, en busca de la defensa inquebrantable a las instituciones democráticas.

Colaborar con un golpe de Estado es un atentado a la autodeterminación de los pueblos y nos deja, directamente, como aliados de las violaciones a los derechos humanos que las fuerzas represivas cometieron frente a nuestros hermanos bolivianos.

No podemos dejar que esta noticia pase por debajo de la alfombra de la opinión pública, hay que levantar la voz contra cualquier tipo de atentado a la democracia de nuestro país o del que sea. Dejar impune este acto criminal del que se nos acusa es cometer un acto de traición a la lucha de las organizaciones que durante tantos años lucharon contra el olvido y contra las injusticias que un gobierno no legitimo perpetra a nuestros pueblos.

El nunca mas es eso, NUNCA MAS. No podemos apuntar con el dedo y decir “ah fue él, a mi no me digan nada” porque sería esconder y no hacernos responsables de, como comunidad organizada en un Estado soberano, los actos que nuestros representantes hacen, sea sobre la mesa o en la cobarde clandestinidad como esta denuncia esta revelando.

En estos aspectos no hay grises, desde las mesas donde cada familia cena junta los domingos hasta los grupos de las diferentes universidades de nuestro país. Desde cada grupo de trabajo, de amigos/as, en cada cancha de futbol 5, en cada jardín de infantes y en cada esquina de nuestra república democrática debe repetirse el grito de NUNCA MAS, acá y en cualquier lado. Los verdaderos defensores de la democracia es el pueblo y jamás se lo podrán llevar puesto, intenten lo que intenten.

*Estudiante de la Lic. en Estudios Políticos (UNGS)

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